La vida no es fácil y siempre me despierto con
la misma sensación: que por más que vea el vaso medio vacío hay que seguir
adelante.
¡Hay que
seguir adelante!
Es de ilusos pensar que alguna vez podremos estar totalmente libres de problemas,
pues siempre tendremos algo que nos incomode, nos robe el sueño, o nos haga
sentir insatisfechos con la vida. Tan pronto resolvamos un problema
descubriremos otro nuevo, o lo que es peor, presenciaremos el retorno de un
problema que creímos ya superado. Tanto así que es lógico que en ocasiones nos
desanimemos, perdiendo la ilusión por vivir el día a día, pensando que la vida
ya no podrá sorprendernos ni alegrarnos…
Esos pensamientos no son buenos, no nos hacen bien,
y tenemos que deshacernos de ellos pues si vamos a vivir, cosa que ya estamos
haciendo, que sea con alegría y esperanza en cada nuevo día.
Después de todo, no todo es negativo, tenemos que
aprender a valorar también las cosas buenas sin darlas por sentado.
Cada día es un regalo, vívelo así, pues el amor que
sienten por ti es una bendición, no todo el mundo es capaz de darlo. En
lo personal me gusta creer que las personas somos seres de amor, capaces de dar
y recibir alegría los unos a los otros. Me gustaría creer que el amor que
entrego es recibido con el mismo valor con el que lo he regalado.
Vivamos cada día como si fuese el último, buscando dar
amor y felicidad a los que nos rodean, y aprovechando las oportunidades que
tenemos de ser buenos los unos con los otros.
Habremos aprendido a vivir el día en que tengamos un
corazón agradecido a Dios por todo cuanto nos sucede. Incluso agradezcamos las
lágrimas que derramamos, pues en ellas está la enseñanza que nos hace fuertes.
Las malas experiencias nos motivaron a crecer fuertes,
ayudándonos a saber decir adiós a las personas que amamos, en ocasiones incluso
hemos tenido que decir un adiós para siempre a personas que ya nunca más podrán
estar entre nosotros. Decir adiós nos rompió el corazón en mil pedazos,
experiencia dolorosa que jamás podremos olvidar… La vida nos ha dado razones
para llorar, pero somos fuertes, y seguimos adelante.
Por otro lado, la vida también nos ha regalado cosas
que siempre nos darán razones por la cuales vivir, como lo son nuestros sueños,
las personas que amamos, que nos hacen ser mejores personas, y nuestros
hijos... esos hermosos seres que un día se realizarán como personas y
prolongación de nosotros mismos.
Necesitamos aprender a vivir la vida con todos sus matices,
algunos son negros y oscuros, otros están radiantes de luz. En nuestro interior
hay una paleta de colores para dar color a medida que maduramos y aprendemos a
ver la vida tal como es…
¡Vivamos la vida en plenitud, aun con todos sus
matices!
Piensa en lo bueno: la vida es un arcoíris.
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