Infecciones de Oído en Los Niños
Las infecciones del oído ocupan el segundo lugar en cuanto a los diagnósticos más comunes entre los pequeños. Se estima que el 50% de los bebés sufrirá al menos una vez de una infección de oído antes de su primer cumpleaños y que tres de cada cuatro niños sufre una de ellas antes de cumplir los tres años. ¿Cuál es la mejor manera de tratar este tipo de infección?
Si tienes un bebé y has visitado a tu pediatra más de una vez por una infección de oído, no estás solo(a). Los bebés son particularmente susceptibles a sufrir de este tipo de infección, conocida también como otitis media aguda, que ocurre cuando una bacteria o un virus aparece al acumularse líquido alrededor del tímpano (que es la membrana que comunica al canal auditivo externo del oído con el oído medio).
Para saber si tu bebé tiene una infección en el oído, observa su comportamiento. Un cambio en su estado de ánimo habitual es la señal más clara de que algo no anda bien. Si está más irritable y llora más que lo normal para él o ella, presta atención. Si además se jala y se toca las orejas en señal de dolor, puede ser que tenga otitis media.
Por lo general, las infecciones de oído se presentan luego de una gripe o resfriado y pueden también presentarse con síntomas como diarrea, disminución en el apetito y mal olor proveniente del oído. En ocasiones también podrías notar un líquido de color blanquecino o amarillento que sale de su oído. Si tiene fiebre, llama a tu pediatra.
Es posible que el médico te recete antibióticos para tratar la infección. Esto se ha vuelto muy común, y es por esta razón que la Academia Americana de Pediatría cambió sus recomendaciones y les sugiere a los pediatras que no se apresuren a la hora de recetar antibióticos. Pero es importante que tú estés al tanto porque muchas veces los padres presionan al pediatra para que le de antibióticos a su hijo.
Las recomendaciones actuales en cuanto al tratamiento de la otitis media, o sea las infecciones de oído medio, incluyen evitar el uso innecesario de los antibióticos ya que cerca del 70 por ciento de los niños se mejoran por sí solos en dos o tres días, y alrededor del 80 por ciento se recuperan en una semana a 10 días. Además, según los autores de la nueva guía para los pediatras, el uso de antibióticos cuando no se necesitan, podría tener efectos adversos: podrían ocasionar irritación del estómago, reacciones alérgicas y podrían contribuir al desarrollo de infecciones que se vuelven cada vez más difíciles de curar. Este último es un problema muy serio que a la larga nos afecta a todos.
Lo primero que recomienda la Academia Americana de Pediatría a los pediatras es que se aseguren de que el diagnóstico es el correcto, pues un oído puede doler por diferentes razones. Lo importante es que si el pediatra no está seguro de si se trata de otitis, no debe recetar antibióticos. La Academia aconseja mirar cuidadosamente adentro del oído: si el tímpano parece que quiere explotar, es un signo innegable de que se trata de infección.
Pero lo interesante es que incluso en el caso de que sea una infección de oído, es muy posible que no se necesiten antibióticos para curarla. Los nueva guía recomienda mantener en observación a los niños que no tienen dolor intenso, fiebre u otros síntomas de infección severa, pues en muchos casos “la infección se resuelve sola y con medicamentos para el dolor”.
De todas formas, siempre hay excepciones. La Academia no pone en duda que hay ciertos casos en los que el uso de antibióticos es necesario, como cuando se tiene certeza de que hay una infección severa en los dos oídos, acompañada de dolor intenso y fiebre alta.
En resumidas cuentas, la recomendación a los médicos es que estén cien por ciento seguros del diagnóstico. “Si hay infección severa de oído, los antibióticos son la solución”. Pero si la infección es leve, recomiendan tratar la infección de oído con medicamentos para el dolor durante dos días. Si no hay mejoría, entonces conviene que los padres hablan de nuevo con el pediatra acerca de qué tratamiento se debe seguir.
La prevención, en este caso, es también la mejor defensa. Para prevenir las infecciones de oído, es importante amamantar a tu bebé por al menos los primeros seis meses de vida. De hecho, la incidencia de las infecciones de oído es mayor en los bebés que toman leche de fórmula. Además, es muy importante evitar que tu bebé esté expuesto al humo del cigarrillo.
Tú mejor que nadie conoces a tu bebé. Cuando observes un comportamiento que no es el habitual y notes señales de que tiene dolor o molestias, consulta con su pediatra.
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