miércoles, 7 de noviembre de 2018

De Venezuela y Venezolanos


Para comenzar, debo admitir que me fue complicado encontrar una definición única sobre Venezuela. A la mente me llegaron imágenes de los símbolos patrios, coloridos paisajes, sabores de nuestra gastronomía, aromas de nuestra flora, sonidos de nuestra fauna y muchas cosas más. Al final me incliné por la idea o concepto de que Venezuela es un conjunto de cosas maravillosas y positivas. Venezuela es simplemente una cultura.

Sin embargo, al tratar de encontrar una definición para “venezolano”, la respuesta fue mucho más sencilla y clara. “Venezolano” es el medio por el cual la cultura es transmitida. En fin, nosotros los venezolanos somos los intérpretes y definidores de Venezuela. Pero aquí es donde sale a flote la pregunta del millón: ¿Cómo es posible interpretar algo cuando el interprete en si no analiza bien el mensaje? Esta simple pregunta es la raíz de lo que se ve, se siente y se vive en Venezuela.

Un ejemplo de esta mala interpretación es el hecho de que muchos creen que en Venezuela se debe vivir bajo la ley de la supervivencia, donde existen los vivos y los tontos. Esta ley solo funciona en el salvajismo y es lo que nos previene de vivir en hermandad. Desde el primer momento en que alguien actuó mal, el mensaje de Venezuela se distorsionó. Poniendo esto en perspectiva, analicemos: ¿por qué de turistas somos ciudadanos ejemplares mientras que en casa somos lo contrario? No existe excusa alguna. Si bien se han presentado obstáculos en nuestro camino, no hay razón para que nos desviemos del camino correcto. La situación actual se ha ido formando desde hace más de medio siglo y ha empeorado exponencialmente desde hace poco más de una década. Y la culpa es nuestra. Si dejáramos de buscar culpables en terceros y nos enfocáramos mas en nuestros actos, la verdad saldría a la luz junto con la solución.

Pero desde otro punto de vista podemos ver que hay personas que interpretan nuestra cultura limpiamente. Me refiero a quienes se comportan como ciudadanos ejemplares en cada momento y luchan por un mejor país. Y si existen quienes pueden comportarse correctamente, ¿por qué no podríamos también hacerlo nosotros? Yo, personalmente, estoy convencido de que sí se puede. De empezar a aportar cosas positivas, a sembrar cosas buenas, por insignificantes que parezcan, al final, podremos recoger los frutos de un país mejor. El futuro de Venezuela está en nuestras manos. Seamos héroes, interpretemos y valoremos a Venezuela para que ella en recompensa nos valore a nosotros. La única receta para una mejor Venezuela es siendo un mejor venezolano.


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